Buenas prácticas para la colaboración entre universidad y empresa

Buenas prácticas para la colaboración entre universidad y empresa Buenas prácticas para la colaboración entre universidad y empresa
Business Review (Núm. 193) · Estrategia

La mayoría de los estudios sobre la colaboración entre universidad y empresa han enmarcado el análisis de dichas colaboraciones en términos de los resultados del proyecto de investigación, definidos aquí como un resultado que crea una oportunidad para una empresa, como una guía para la dirección del desarrollo tecnológico. No obstante, desde un punto de vista de negocio, el resultado de la investigación tiene una importancia menor. Lo que importa no son los resultados, sino el impacto, cómo puede contribuir al rendimiento de una empresa el nuevo conocimiento derivado de una colaboración con una universidad. ¿Es posible idear nuevos productos? ¿Procesos de fabricación nuevos y más eficientes? ¿Nuevos tipos de hardware o software que permitan mayores eficiencias logísticas? ¿Materiales, diseños o procesos patentables que incrementen la ventaja competitiva?

Los directivos ven beneficios en la colaboración con el mundo académico sólo en la medida en la que esta colaboración ayuda a la empresa a avanzar hacia sus objetivos. Por tanto, nuestra investigación se ha centrado en el impacto de la colaboración en los productos, los procesos o el personal de la empresa, evaluado tanto directamente por los directivos de las empresas de los proyectos universitarios como por personal técnico experto con perspectiva sobre diversos proyectos. Aunque el desarrollo de acuerdos entre la industria y la universidad es un importante y a menudo prolongado precursor de la colaboración, este artículo se refiere específicamente a cómo pueden llevarse a cabo mejor estas colaboraciones una vez que los acuerdos han sido implantados. Concretamente, queríamos determinar, de una manera que pudiera medirse, las "mejores prácticas" para el proceso de selección, en otras palabras, la gestión y el desarrollo de relaciones que permiten a una empresa beneficiarse de una colaboración de investigación con una universidad.

Para identificar estas buenas prácticas, estudiamos más de cien proyectos en veinticinco organizaciones globales que participan en colaboraciones de investigación con una amplia base de universidades. Doce de estos proyectos conllevaban la colaboración con el Massachusetts Institute of Technology (véase el cuadro 2). Nos dirigimos a empresas con una experiencia considerable que nos permitieran utilizar el conocimiento acumulado de directivos experimentados en compañías con historiales de éxito en el uso de la investigación universitaria.

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