Cómo mejorar la productividad y la competitividad de su empresa a través de las personas: la gestión del compromiso

Cómo mejorar la productividad y la competitividad de su empresa a través de las personas: la gestión del compromiso Cómo mejorar la productividad y la competitividad de su empresa a través de las personas: la gestión del compromiso

Conseguir que las empresas sean capaces de competir en un contexto como el actual es una preocupación presente en la agenda de los líderes de las organizaciones. Lograr que el capital humano de una empresa sea su principal fuente de ventaja competitiva es hoy probablemente una de las prioridades de los responsables de la función de recursos humanos. Saber gestionar a las personas estimulando su grado de implicación, de entrega y de ilusión, lo que se suele llamar "compromiso", es una manera de favorecer el desarrollo de esta ventaja competitiva. Pero, ¿qué es exactamente el "compromiso"? ¿Es algo nuevo? ¿Se puede medir? ¿Qué palancas favorecen el compromiso? ¿Cuáles son los beneficios del compromiso? ¿Influye en la productividad?

Preguntas como éstas reflejan las expectativas y el interés en torno a la competitividad, la productividad y la gestión de personas, y en cómo se relacionan. No en vano, Según el Estudio de prioridades en gestión de los recursos humanos 2011, elaborado por Garrigues Human Capital Services, la gestión del compromiso y la mejora de la productividad en las empresas son dos prioridades para los directivos de las empresas y los responsables de la gestión de los recursos humanos en el contexto actual.

La productividad está fuertemente relacionada con la competitividad y puede influir decisivamente en ésta; de hecho, a pesar de los múltiples factores existentes, tal y como afirmaba Michael Porter, la competitividad está determinada en primer lugar por la productividad.

Productividad no implica necesariamente competitividad, y viceversa: una empresa altamente productiva puede no ser competitiva en su mercado, ya que sus factores de éxito pueden deberse a la calidad, o a la atención al cliente; y una empresa altamente competitiva en innovación, imagen, diseño, canales, etc., puede no ser tan productiva como debiera; sin embargo, es indudable que el capital humano es hoy la principal fuente de ventaja competitiva de las empresas: a principios de los años setenta, los activos tangibles (maquinaria, edificios, existencias, etc.) representaban casi el 80% del valor de las compañías que cotizaban en bolsa; hoy día, el valor de los activos intangibles (propiedad intelectual y, sobre todo, capital humano), representa más del 90%. El peso de la principal ventaja competitiva se desplaza de este modo hacia el capital humano: ser capaces de atraer y retener a los mejores en un mundo cada vez más envejecido es pr...