Construir una organización éticamente sólida

Construir una organización éticamente sólida Construir una organización éticamente sólida
Business Review (Núm. 284) · Recursos humanos

Asegurarse de que los empleados saben de qué forma se deben gestionar los problemas éticos diarios puede evitar que una organización se vea envuelta en un escándalo corporativo.

Cuando Volkswagen (VW), el fabricante alemán de automóviles, fue pillado hace unos años haciendo trampas en las pruebas de emisiones de sus coches diésel, el escándalo consiguiente dio lugar a numerosas demandas, costó miles de millones de dólares en multas y dañó severamente la reputación de la empresa. Las acciones –e inacciones– de docenas de empleados de todos los niveles, en todas las divisiones y países, contribuyeron a este desastre, incluidos los ingenieros de software que diseñaron el sistema fraudulento, los trabajadores que lo instalaron, los responsables que aprobaron su instalación y verificación y los directivos que organizaron esta trama o simplemente hicieron la vista gorda.

Por supuesto, VW no es un ejemplo aislado. Pensemos en los carísimos deslices de Wells Fargo, por ejemplo, o Samsung Electronics. ¿Cómo puede ser que se sigan produciendo escándalos así, aun existiendo unas normas morales y financieras claras que deberían garantizar las prácticas éticas? Y –quizá esto sea lo más importante– qué podemos hacer para mejorar el estado de la cuestión.

Hay quien afirma que la gente tiene una tendencia innata a la conducta poco ética, motivada por la defensa de sus intereses individuales; sin embargo, nuestra investigación demuestra que la ética de una organización es importante para la gran mayoría de los empleados y directivos y que la gente desea trabajar para una empresa cuyos valores y principios estén alineados con los suyos. Esto parece indicar que una compañía ética atraerá y retendrá empleados éticos, y, aún más, la investigación apunta a un vínculo claro entre un liderazgo ético y el rendimiento en las tareas, el civismo en el trabajo y otras conductas productivas. Las empresas tienen, pues, muchos motivos de peso para afrontar los problemas éticos cuanto antes, y esta urgencia es aún mayor en la era digital, ya que se ven obligadas a tomar rápidamente decisiones importantes sobre la gestión de datos sensibles de sus clientes y empleados.

Para descubrir los motivos por los que persisten las conductas poco éticas, pedimos a los empleados de cinco organizaciones británicas –un departamento gubernamental, una cadena de tiendas, una entidad sin ánimo de lucro del sector de los servicios sociales, la policía de un condado y una empresa del sector de la construcción– que nos hablaran de sus experiencias con prácticas éticas o poco éticas por parte de sus colegas, supervisores inmediatos y ejec...


Catherine Bailey

·

Profesora de Trabajo y Empleo en la King’s Business School del King’s College London

Amanda Shantz

·

Profesora titular de Recursos Humanos y Conducta Organizacional en la Trinity Business School del Trinity College Dublin

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