Vivimos en un mundo donde el liderazgo se sustenta principalmente en habilidades técnicas y conocimientos específicos. Sin embargo, en medio de este enfoque convencional, surge el concepto de “liderazgo interno” como un faro de cambio. Este enfoque, profundamente arraigado en el humanismo, no solo promueve el crecimiento profesional, sino que también nos invita a explorar la esencia humana en el entorno laboral.
Liderazgo interior: humanismo al servicio del desarrollo profesional
Business Review (Núm. 348) · Habilidades directivas · Octubre 2024
En un mundo cambiante y complejo, donde la adaptación es clave, conocerse bien a uno mismo resulta fundamental. Porque solo conociéndose bien se tiene la suficiente perspectiva para entender a los demás. Y es que, para liderar a otros, primero hay que saber liderarse a uno mismo. Liderar desde el ser en lugar de desde el hacer. “¿Quién soy y quién quiero ser?” es la pregunta que debe hacerse quien aspire a ser un buen líder. Y hay que saber responderse con honestidad. Si te paras un momento a pensarlo, ¿sabrías decir quién eres realmente, tanto para ti como para tus colaboradores y para la organización a la que sirves?
Es verdad que la vorágine del día a día dificulta la creación de espacios de reflexión profunda, que son esenciales si queremos dejar huella. Esa vorágine es la que nos impulsa a centrarnos en el hacer, cuanto más mejor, y es lo que acabamos trasladando a nuestros equipos.
Es difícil encontrar la manera de inspirar a los demás si no eres capaz de inspirarte a ti mismo. Como señala la economista y coach Ana de Andrés, “para guiar el destino de otros, primero debes saber guiar el tuyo propio”1. Sin duda, la clave del liderazgo moderno está en el poder del autoconocimiento. En saber parar para reflexionar sobre nuestro propósito, nuestros anhelos y sobre qué lugar queremos ocupar en el mundo.
El autoconocimiento es, además, una de las mejores herramientas para gestionar debidamente nuestras emociones, otro de los aspectos fundamentales del liderazgo humanista. Así que, si quieres liderar abrazando la humanidad, conócete primero. Es la única manera de sentir que tu propósito y valores están alineados con los de tu organización, con la misión que lideras y con las personas con las que colaboras. Es el único lugar desde el que podemos ser empáticos y ver realmente a los demás. Un líder humanista no tiene miedo a mostrarse vulnerable y, por tanto, impulsa entornos seguros en los que caben opiniones diversas.
El liderazgo humanista, en red y humilde
El liderazgo contemporáneo empieza a entender que los barcos ya no los capitanea una única persona, que decide y manda. Este estilo tradicional de dirigir ya no responde a las necesidades del mundo actual, cada más incierto y complejo. Por el contrario, el mundo de hoy requiere un liderazgo basado en la colaboración, directivos que se esfuercen en crear entornos colaborativos a los que las personas sientan que p...
Carmen González
Directora asociada en Esade Business & Law School ·
Roque Adrada
Director asociado en Esade Business & Law School ·
Artículos relacionados
Una gran idea
TP