Nueve principios fundamentales para la gestión de capacidades estratégicas

Nueve principios fundamentales para la gestión de capacidades estratégicas Nueve principios fundamentales para la gestión de capacidades estratégicas

La estrategia empresarial se define habitualmente como el arte, por parte del directivo, de determinar unas acciones coherentes y de asignar unos medios que comprometan a la empresa a largo plazo, con la finalidad de generar un beneficio duradero. Las elecciones estratégicas del directivo son el fruto de sus análisis, de su experiencia, de la cultura de la empresa y también de su confrontación con la complejidad del entorno, o incluso con la complejidad de la organización cuando ésta tiene un tamaño importante.

Sin embargo, para una empresa la finalidad de la estrategia es durar, no sólo generar beneficios de manera ocasional o situarse por encima de los competidores, como mantienen algunos investigadores, consultores o practicantes.

Desde este punto de vista, las empresas se parecen a los imperios. Los más espectaculares no son siempre los más eficaces ni los que duran más tiempo. De hecho, el imperio de Alejandro el Grande duró sólo doce años, como el de Hitler, y el de Napoleón I se apagó al cabo de diecinueve. A la inversa, el Imperio Otomano existió durante casi 650 años, el romanobizantino subsistió durante casi 1.500, y los imperios chino y japonés duraron aun más tiempo. Y, si bien el lugar que ocupan en los manuales de Historia puede a veces ser discreto, son estos imperios los que han dejado huella en la especie humana.

De modo similar, no siempre se habla de las empresas perennes, pese a que aún son numerosas. En la actualidad, unas 1.700 empresas de todo el mundo tienen más de ciento cincuenta años de edad; de ellas, cerca de doscientas cincuenta datan de hace más de cuatrocientos años. Algunas siguen manteniendo un tamaño modesto y otras se han convertido en potentes multinacionales. El hecho de que hayan podido mantenerse y prosperar mientras tantas otras han desaparecido es la mejor muestra de su éxito estratégico.

Es la buena gestión de los medios disponibles lo que a menudo marca la diferencia entre las empresas que fracasan y las que se desarrollan en el tiempo. Y es que, para hacer realidad su objetivo estratégico sirviendo a sus clientes mejor que los competidores, toda empresa necesita capacidades estratégicas. Estas pueden ser de dos tipos: recursos o competencias. Los recursos corresponden a aquello que una empresa posee, mientras que las competencias corresponden a aquello que sabe hacer.

 

UNA PERSPECTIVA DE LOS RECURSOS Y LAS COMPETENCIAS

Eric Viardot

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Profesor de Estrategia Corporativa y Márketing y director del Global Innovation Management Centre (GIMCE) de EADA