Por qué la moda rápida tiene que ir más despacio

Por qué la moda rápida tiene que ir más despacio Por qué la moda rápida tiene que ir más despacio
Business Review (Núm. 321) · Estrategia

Gran parte de la industria de la moda funciona a base de acelerar el proceso desde el diseño hasta la venta, fomentando una cultura de descarte. Aunque este modelo de negocio es seductor y rentable, no es sostenible

La marca española de ropa Zara es famosa en el mundo de la moda por haber iniciado una revolución en la producción de indumentaria. Mientras la mayoría de los minoristas tardaban nueve meses en llevar una prenda desde el boceto hasta la tienda, Zara lograba reducir ese tiempo a solo quince días. La compañía fabricaba ropa con tanta agilidad que, en 2005, admiradoras de Madonna llegaron a un concierto vestidas con imitaciones del modelo que la artista había lucido solo unas semanas antes. Así nació la moda rápida.

La velocidad fue un elemento muy importante de esta revolución, pero también lo fueron los bajos costes y el tratar la ropa como algo desechable. A la misma velocidad que los entusiastas de la moda iban adquiriendo los nuevos looks –alimentados en parte por Zara, que producía una colección nueva cada semana, con 20.000 nuevos diseños cada año–, también estaban desechando los viejos. ¿Por qué lavar la ropa cuando es tan barato reemplazarla? Como promedio, los clientes de moda rápida se deshacían de estos vestidos, camisas y pantalones baratos después de usarlos tan solo siete veces. Una vida útil muy breve era parte de su encanto.

Pero un número creciente de consumidores están cambiando de opinión: se están planteando interrogantes acerca de la sostenibilidad del modelo de la moda rápida a medida que crece la conciencia del impacto negativo de la cultura de usar y tirar. Y han empezado a actuar guiados por sus valores ambientales, además de sus estilos personales.

Impulsadas por las tecnologías digitales, estas opciones incluyen sofisticadas webs de venta en línea para revender, alquilar y reparar ropa. Estos modelos de negocio suponen un replanteamiento fundamental de cómo compramos la ropa, celebrando las prendas recuperadas y transformadas y creando, de paso, una corriente opuesta a la moda rápida.

 

Cómo los textiles se convirtieron en productos perecederos El planteamiento que Zara lleva décadas desarrollando en el mundo de la moda, y que ha sido posible gracias a la integración vertical y a potenciar al máximo la logística, ha calado en el sector de la confección. Otros fabricantes de indumentaria han emulado su modelo y han obtenido un éxito similar, incluidos H&M, con sede en Suecia; Boohoo, con sede en el Reino Unido, y Benetton, con sede en Italia. La empresa china de moda rápida Shein es tan popular que su app superó a la de Amazon como la aplic...


Tima Bansal

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Ocupa la Cátedra Canada Research of Business Sustainability, es miembro de la Royal Society of Canada y es profesora en la Ivey Business School. Ha sido profesora invitada en el MIT, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Monash. Fue fundadora de Innovation North y del Network for Business Sustainability

Gareth Gransaull

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Director adjunto del Canadian Business Youth Council for Sustainable Development y organizador de la Divest Canada Coalition