Soltar para agarrarse sin dar nada por sentado

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Soltar para agarrarse sin dar nada por sentado Soltar para agarrarse sin dar nada por sentado

EL

Eva López-Acevedo

Business Review (Núm. 327) · Recursos humanos

Coincidencia de diferentes generaciones con aspiraciones y preferencias claramente distintas, el boom del teletrabajo, la digitalización, la conciliación, la productividad… Preguntarse seriamente si el trabajo que estamos desempeñando nos satisface plenamente o si hemos de aspirar a algo mejor está a la orden del día.

En este contexto, sin embargo, cuando surge un posible cambio de vida o una oferta de trabajo que nos atrae y nos ilusiona, al mismo tiempo, esta posibilidad nos inunda de dudas e incertidumbre.

¿Estaré a la altura de lo que esperan de mí? ¿Cuento con las competencias, habilidades y recursos para desempeñar bien este nuevo trabajo? ¿Me llevaré bien con mi responsable? ¿Y con mis compañeros? ¿Cómo será en realidad el ambiente de trabajo?...

 

Propósito y valores

Más allá de aspectos estrictamente económicos o de que el nuevo puesto suponga un ascenso en la carrera profesional, un cambio de trabajo ha de basarse, sobre todo, en la coincidencia de nuestro propósito en la vida y de nuestros valores con los de la nueva empresa.

Un mayor salario puede tentarnos, sin embargo, si hay brechas importantes en el propósito y no compartimos los valores de la organización, el día a día puede llegar a resultar frustrante a la larga.

Es recomendable contrastar estos aspectos durante las entrevistas de selección, además de consultar la web, el blog o el código ético de la empresa si es que es público. Y como hay entornos que –sin saber muy bien por qué– tienen buena o mala “onda”, visitar el espacio de trabajo nos dará una idea de cómo es el ambiente que se respira.

¿Es un entorno laboral luminoso y alegre? ¿Cómo percibes a tus futuros compañeros? ¿Te ves trabajando con ellos como uno más? A veces, estas primeras impresiones nos dicen más que cualquier otro dato que nos pueda facilitar la empresa.

 

Nuestra "mochila" y la metáfora del trapecista

En demasiadas ocasiones, la decisión de cambiar de trabajo es consecuencia directa de un malestar laboral, y –en este malestar– el porcentaje más elevado está íntimamente relacionado con llevarnos mal con nuestro responsable. Lo fácil es echarle la culpa al jefe o a la jefa, sin analizar qué parte de responsabilidad hemos tenido en la calidad de esa relación.

Nuestra experiencia en procesos de coaching acompañando a profesionales de diferentes sectores de actividad en sus cambios de puesto o de organización nos invita a revisar las creencias y los comportamientos que han podido dañar las relaciones en el pasado, para no repetirlos en el futuro. 

Me gusta especialmente la metáfora del trapecista que, antes de soltar su punto actual de apoyo, revisa la velocidad, el impulso y la fuerza más idónea para alcanzar el siguiente punto.

Entre ambos trapecios están la nada, el vértigo, la incertidumbre, el miedo a caer al vacío…, y tiene que soltar para poder agarrarse de nuevo.

 

“Soltar” implica la revisión de nuestras competencias y habilidades (con qué contamos y qué necesitamos desarrollar) y, además, desprenderse de creencias limitantes, de comportamientos ineficaces y de hábitos improductivos, para no repetirlos en el nuevo puesto de trabajo. 

 

“Agarrarse” implica estar abierto a la sorpresa, al aprendizaje, a desarrollar aquellas habilidades que necesitemos reforzar y a experimentar nuevas situaciones sin dar nada por sentado.

 

Entre este soltar y aprender, el acompañamiento de un coach es muy valioso, sobre todo, porque en solitario es más difícil valorar todos estos aspectos: en el reflejo del espejo solamente solemos ver lo que queremos ver, o bien lo que somos capaces de aceptar.

 

Los detractores

Ante un cambio de trabajo, nos afecta mucho nuestro entorno. Algunos nos animan y nos desean lo mejor en nuestra nueva aventura profesional, sin indagar demasiado en las particularidades de nuestro nuevo reto. Otros aumentan nuestro nivel de incertidumbre ante lo desconocido.

Vemos con frecuencia a padres preocupados porque sus hijos (¡de más de cuarenta años!) quieren cambiar de trabajo, cuando ya tienen un medio de vida estable y seguro… Y no digo que intenten boicotear la decisión, pero, sinceramente, no empoderan a quien debe tomarla e incrementan innecesariamente sus dudas y su estrés.

Si hemos analizado los pros y contras, hemos evaluado nuestras competencias y habilidades y nos hemos desprendido de cuanto nos limitaba, no dejemos que otros enturbien nuestra decisión final.

 

Hay vida más allá de tu trabajo actual

Todos conocemos personas que se sienten atrapadas en un contexto laboral que les asfixia y les hace sufrir. Y aunque tengan acceso a un cambio laboral, su emoción les impide siquiera vislumbrar un futuro laboral diferente, ilusionante y más satisfactorio.

Los coaches celebramos las “nuevas vidas” de nuestros clientes en estas circunstancias y comprobamos cómo, con un acompañamiento profesional, cambian su forma de expresarse, sus gestos y sus estados de ánimo.

 

Aunque en algún momento nos parezca imposible, hay vida –e incluso mejor– más allá del trabajo que estemos desempeñando hoy.
 

ESCUELA EUROPEA DE COACHING

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Soltar para agarrarse sin dar nada por sentado

Eva López-Acevedo

Socia fundadora de Escuela Europea de Coaching ·