Caso Universidad de La Sabana: la gestión de una inundación

Casos prácticos

Caso Universidad de La Sabana: la gestión de una inundación Caso Universidad de La Sabana: la gestión de una inundación
Business Review (Núm. 356) · Estrategia

En España hemos sido testigos recientemente de los trágicos efectos que puede tener la lluvia extrema. La experiencia de la Universidad de La Sabana (Colombia) durante las inundaciones de 2011 ofrece algunas pistas sobre cómo una organización puede salir reforzada de un desastre natural. ¿Qué buenas prácticas conviene implementar antes, durante y después de una crisis? 

Entre 2010 y 2011, el fenómeno meteorológico de La Niña había incrementado un 170% las lluvias en Colombia. La cuenca del río Bogotá, que cubre 46 municipios de la región de Cundinamarca, en el centro del país, no se salvó de esas inclemencias atmosféricas. A finales de abril de 2011, el río se desbordó en varios sectores, en especial en su parte media y alta. Más de treinta mil habitantes de Chía, Cajicá, Villapinzón, Cota, Funza, Suesca, Mosquera y Soacha se vieron afectados por las inundaciones.

Las autoridades académicas de La Sabana eran conscientes del riesgo de inundación que suponía su emplazamiento, en la ribera del río Bogotá. Sin embargo, se sentían protegidos por los llamados “jarillones”, los diques de tierra que se habían construido hacía muchos años, antes incluso de que la universidad existiera. De hecho, las inundaciones provocadas en el pasado por otras “Niñas” en la misma comarca nunca habían afectado al campus.

Ante la subida del nivel del agua en el río, las autoridades de Cundinamarca tomaron algunas precauciones y seguían de cerca la situación. Además, como medida preventiva, se habían reforzado los jarillones cercanos a la universidad.

El 25 de abril, lunes de Pascua, estudiantes y profesores de la Universidad de La Sabana volvían de vacaciones de Semana Santa. La comunidad universitaria no estaba preocupada por el río, pero sí por las lluvias, pues iban a provocar el colapso del tráfico e impedir a profesores, alumnos y personal acudir a la universidad. Por eso, la universidad decidió suspender las clases durante dos días.

Así lo explicó el entonces rector de La Sabana, Obdulio Velásquez Posada, esa misma mañana ante los micrófonos de una cadena televisiva: “Iniciábamos las clases hacia las 7 a. m.; muy poca gente podía entrar al campus porque estaba muy complicado el tráfico, en especial por la lluvia. Entonces a las 8 a. m., cuando terminé clases, cité al comité de emergencias. En ese momento, ya tenía un comunicado redactado sobre el cierre de la universidad por la dificultad del tráfico, no por amenaza de la inundación; de hecho, en ese comité de emergencia, se discutió la situación, el riesgo y la inundación de los vecinos, y lo prudente era cerrar dos días la universidad”.

A las 9:45, en el transcurso de esa entrevista, el rector se enteró de que uno de los diques se acababa de reventar y no había manera de contener la riada. La inundación era inevitable, aunqu...


Adriana Patricia Guzmán

Profesora de Periodismo en la Universidad de La Sabana ·

Mercedes Castelló

Directora de Comunicación del Campus de Madrid de la Universidad de Navarra ·