Aunque a primera vista pueda parecer que el surf y el liderazgo no tienen muchos puntos en común, comparten una esencia clave: requieren visión, coraje, presencia y capacidad para navegar la complejidad. Ambos son filosofía, porque son maneras de estar y vivir el mundo. ¿De qué modo las lecciones del surf pueden enriquecer nuestra comprensión del liderazgo en contextos de elevada complejidad?
El líder surfista: liderando la complejidad desde la cresta de la ola


Business Review (Núm. 356) · Habilidades directivas · Junio 2025
El surf es un deporte que consiste en conservar el equilibrio mientras quienes lo practican aprovechan las olas para desplazarse por el mar. El objetivo es permanecer de pie, encima de la tabla, la mayor cantidad de tiempo posible mientras se produce el desplazamiento sobre una ola.
El surf nace de la osadía del ser humano por conquistar la naturaleza, aun a sabiendas de que es un imposible. Pero es precisamente la persecución de este sueño inalcanzable el que permite superar los propios límites. Por eso, en el surf no se habla de edad, sino de la rebeldía de quien pretende adueñarse del espacio y el tiempo, de modo que la “rebeldía por llegar a ser” y la “aspiración de ser” forman parte de la “espiritualidad” de la experiencia.
En el liderazgo organizacional debería ocurrir lo mismo, aunque, desgraciadamente, la “rebeldía por llegar a ocupar” y la “aspiración por llegar a tener” siguen siendo cabecera de muchas carreras directivas.
Contextos de elevada complejidad
El concepto de “complejidad” define la cantidad de elementos que configuran un sistema, así como las relaciones de interacción e interdependencia que se dan entre ellos. Consideramos que el contexto actual es de elevada complejidad porque tienen incidencia en el mismo muchos factores, que están interrelacionados, son globales, cambian de forma rápida y, en gran medida, son impredecibles.
Liderar en este tipo de entornos es todo un desafío. Para conseguirlo, a lo largo de la historia ha habido diferentes intentos de definir la complejidad a través de modelos matemáticos que posibiliten una posterior gestión de la misma.
Uno de los planteamientos, el de Murray Gell-Mann1, Premio Nobel de Física en 1969, se basaba en que la complejidad no podía ser medida por códigos binarios (0 y 1), sino a través del sistema decimal normal (entre 0 y 9), y que, aun así, existía la “incertidumbre algorítmica”, que es la posibilidad de que un algoritmo, debido a su propia complejidad o a factores externos, pueda no dar los resultados esperados.
Esta incertidumbre algorítmica no hace más que reforzar el paradigma de la cuasi imposibilidad de gestionar la complejidad a través de ecuaciones matemáticas, sobre todo en aquellos contextos en los que el número y la impredecibilidad de los factores externos al algoritmo son muy elevados. El management y el surf son dos claros ejemplos de esto último, por lo que, aunque ...
Francisco Loscos Arenas
Profesor asociado del Departamento de Dirección de Personas y Organización de Esade Business School ·
Jon Ruesgas Louvelli
Area Manager Iberia and Europe en Proyectos Onddi ·
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TP