Muchas empresas renuncian a sus estrategias más ambiciosas ante obstáculos que parecen hacerlas inviables, pero puede tratarse de un error. En un entorno cada vez más volátil, es imprescindible cambiar el enfoque tradicional de análisis estratégico e intentar dar respuesta a los retos clave con las metodologías de innovación adecuadas.
Claves para implantar una estrategia imposible: sin innovación solo queda resignación


JV
Joaquim Vilà
Business Review (Núm. 359) · Estrategia · Octubre 2025
En 2007, la construcción en España seguía inmersa en un período de excepcional bonanza. Sin embargo, la dirección de Prefabricats Planas, una empresa familiar, no creía que esa euforia fuera a durar. Por ello, diseñó una visión muy ambiciosa para 2015, por si en algún momento llegaba una crisis. Nada que ver con la típica reducción de tamaño y costes. Una de las dimensiones de esta visión era que la empresa debía ser capaz de servir de forma rentable a clientes a gran distancia, puesto que ello permitiría soslayar una eventual crisis local.
Sin embargo, existían una serie de problemas. Los prefabricados eran productos cercanos a una commodity, el margen era pequeño y de ninguna forma justificaba optar a concursos de obras muy lejanas. “En construcción, todo el mundo sabe que el hormigón viaja mal”, solía decirse. Además, la empresa adolecía de más restricciones (falta de capacidades de conocimiento, productivas, comerciales, logísticas y culturales, entre otras).
Si abordamos el caso de Prefabricats Planas desde una óptica estratégica tradicional, se puede afirmar que aspiraba a una estrategia imposible. La empresa no poseía los activos necesarios para implantar con éxito la estrategia perseguida. Los puntos débiles eran abrumadores y dominaban de forma clara sobre las escasas fortalezas –una de ellas era la actitud de la dirección hacia el cambio–. Y todos hemos oído que, cuando el análisis nos lleva a concluir que la estrategia no es factible, lo que hay que hacer es desmontarla y buscar una más realista, que sea viable.
Algo similar le sucedía a Elon Musk. En 2007 manifestó su ambición de poblar Marte. Sin embargo, este sueño chocaba con muchos problemas bien identificados. Uno crítico era que el coste de la misión era inasumible –incluso para el hombre más rico del mundo–, debido a que los cohetes no eran reutilizables. El problema esencial era que las naves se destruían en la reentrada a la atmósfera.
Igual que con Planas, un análisis convencional de planteamiento estratégico de SpaceX nos llevaría a la conclusión de que el plan era inviable, debido a los problemas que impedían su ejecución. SpaceX no sabía cómo recuperar las naves de vuelta a la Tierra para ser utilizadas de nuevo. Llegados a este punto, muchos directivos renuncian a seguir avanzando hacia la estrategia deseada y ponen el plan en espera o rebajan el grado de ambición.
En la forma tradicional de hacer la estrategia, de...
Joaquim Vilà
Profesor de Dirección Estratégica e Innovación en IESE Business School ·
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