Cómo pueden evitar las empresas la crisis de la madurez

Cómo pueden evitar las empresas la crisis de la madurez Cómo pueden evitar las empresas la crisis de la madurez
Business Review (Núm. 159) · Estrategia

La percepción generalizada es que las empresas, al igual que las personas, atraviesan una serie de etapas vitales. Todas las empresas empiezan con la experimentación y el rápido aprendizaje de una start-up, pasan por una frenética adolescencia cuando amplían su modelo de negocio, maduran y se convierten en entes fiables, pero aburridos, en su etapa de madurez y, finalmente, experimentan un inevitable declive. Algunas empresas progresan a lo largo de esta secuencia en forma de cohortes: pensemos en los fabricantes de miniordenadores de la Ruta 128 o en las fábricas de algodón de Lancashire. Otras recorren su ciclo vital en solitario, como hicieron Polaroid Corp. y la empresa de moda y decoración para el hogar Laura Ashley.

Para muchas personas, la madurez es una etapa difícil de la vida, de ahí la crisis de la madurez. Las emociones e ilusiones de la juventud ya han pasado. Por delante sólo aguardan los achaques y el declive de la vejez. La madurez también puede ser difícil para las empresas. Las oportunidades de innovación de productos parecen escasas y remotas, y la organización centra su atención en la incansable búsqueda de eficiencias de procesos, que en el mejor de los casos servirán para demorar el inevitable declive. Las adquisiciones audaces y los proyectos de investigación innovadores se descartan porque se considera que son intentos indecorosos de recuperar la juventud perdida, el equivalente en el mundo empresarial a comprarse un Corvette rojo.

A pesar de que la metáfora de una organización que atraviesa el ciclo vital es una analogía convincente, en su esencia induce a error. Por abreviar, el ciclo vital no es el destino. Nuestra investigación de varios sectores y empresas supuestamente "maduros" revela una gran disparidad entre las empresas vencedoras que disfrutan de un crecimiento rentable sostenido y las empresas derrotadas que se avanzan tambaleantes hacia la debilidad y el declive. Pensemos en Lloyds TSB Group PLC, una importante empresa de servicios financieros minoristas del Reino Unido. Entre principios de la década de los noventa y el año 2003, el consejero delegado de Lloyds consiguió aplausos por su ejemplar gestión de una empresa madura, que gracias a unos rigurosos controles financieros obtuvo un impresionante rendimiento del capital. Sin embargo, esos resultados fueron obtenidos a expensas del crecimiento, ya que pocas propuestas de inversión eran capaces de rebasar con éxito el listón de elevado rendimi...