El ajedrez de la internacionalización

El ajedrez de la internacionalización El ajedrez de la internacionalización

LD

Luis Docio

Business Review (Núm. 213) · Estrategia

Decía John Holland, profesor de la Universidad de Michigan y padre de los algoritmos genéticos, que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". La cita no puede resultar más apropiada para hablar de internacionalización, un campo en el que la oportunidad de negocio esconde otra cara que, si no se ve a tiempo, puede dar al traste con la inversión de la empresa y acabar perjudicando su cuenta de resultados.

La salida al exterior, marcada en muchas ocasiones por la caída de la demanda interna, es un proceso que exige tiempo, recursos e inteligencia para ser desarrollado con éxito. Sin embargo, la coyuntura económica no debe precipitar un proceso que pone en juego nuestra marca y la viabilidad de la inversión. Más bien al contrario; si lo que se pretende es optimizar los recursos para rentabilizar nuestras opciones en los mercados internacionales, hemos de emplear tiempo en conseguir uno de los bienes más preciados: información.

Al plantearse este tipo de procesos, un consejero delegado se asemeja a un ajedrecista que observa el tablero con atención para prever cuáles serán las posibles jugadas del adversario, de manera que él y su organización puedan elaborar una estrategia que les permita ganar la partida. Sin embargo, a diferencia del ajedrecista, que cuenta en su cabeza con todos los posibles movimientos que puede ejecutar el contrario, el consejero delegado necesitará expertos que le aporten información para analizar todos los posibles escenarios de riesgo en los que puede verse comprometida su inversión.

En este sentido, contar con información certera y adecuada sobre qué obstáculos podemos encontrar por el camino facilita la toma de decisiones y allana considerablemente los posibles obstáculos que pueda encontrar nuestra inversión, con lo que facilita el éxito de la operación.

Una vez decidida la forma en la que se saldrá al exterior (ejecutando un proyecto concreto, exportando los productos a otros mercados o asentándose en el exterior, mediante la apertura de centros de producción, distribución y delegaciones) es necesario determinar el país de destino de la inversión. ¿Se trata de una economía desarrollada o en desarrollo? ¿Qué estabilidad ofrece su Gobierno? ¿Trabajaremos en un sector crítico? ¿Qué regulación me afecta? La elección de un camino u otro situará a la empresa e...