El directivo cinético

El directivo cinético El directivo cinético
Management & Innovation (Núm. 61) · Habilidades directivas

Convertirse en un directivo cinético implica practicar la reflexión, aceptar el aprendizaje como indicador clave del rendimiento y dirigir la toma de decisiones hacia objetivos específicos para afrontar con éxito los cambios continuos en el mercado

En palabras de Mark Twain, “el buen juicio es el resultado de la experiencia, y la experiencia, el resultado del mal juicio”. Experimentar es tener experiencias, hacer cosas partiendo de premisas tentativas, sin estar seguro de cuál será el resultado. Fomentar una cultura de experimentación es revertir más de cien años de teorías de gestión empresarial dirigidas a la eliminación de los errores. Los daños colaterales de esas teorías han incluido el silenciamiento de la intuición (¿dónde están sus pruebas?) y el desprecio de la curiosidad (¿para qué sirve eso?).

Hoy en día, muchos directivos expresan la necesidad de ser más experimentales, pero tienen dificultades para conseguirlo. Necesitan relajar un poco sus palancas de gestión tradicionales: el control sobre los procesos y la responsabilidad por los resultados. Este es el principal reto a la hora de expandir el espectro personal de gestión para incluir estilos de pensamiento y de colaboración diferentes y más amplios. Debajo de todo esto subyace un cambio fundamental de actitud.

Piense lo que se esconde tras las palancas de gestión tradicionales. El control de los procesos surge de la sensación de que existe una forma verificada de hacer las cosas, y que intentar hacer algo diferente puede ser una pérdida de tiempo y recursos. En otras palabras, podría ser un error. Cuando algo se delega, la necesidad de establecer puntos de control del proceso, a menudo, anula la confianza que permitiría a esas personas encontrar sus propios caminos hacia un buen resultado. En este caso, confiar es volverse vulnerable.

La responsabilidad respecto a los resultados surge de la sensación de que hay algo claro y definido que debe lograrse (por ejemplo, el objetivo del próximo trimestre), de la manera más eficiente. Visto a través del prisma de unos objetivos establecidos, las desviaciones son intrínsecamente negativas, aunque puedan contener lecciones valiosas, y tal vez señalen la necesidad de cambiar de rumbo. Si bien la teoría de fijación de metas sitúa, desde hace mucho tiempo, el énfasis en la importancia de los objetivos de rendimiento, hemos pasado por alto la otra faceta de la teoría, a saber, la importancia vital de los objetivos de aprendizaje en las tareas complejas y ambiguas. Ser capaces de expandir nuestro potencial como directivos pasa por aprovechar tres ideas clave. 

 

Aceptar el cambio y la discontinuidad Mirand...


Joseph Pistrui

Profesor de Emprendimiento e Innovación en IE Business School y cofundador de Kinetic Thinking ·

Dimo Dimov

Profesor de Emprendimiento e Innovación en la Universidad de Bath (Reino Unido) y cofundador de Kinetic Thinking ·

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