El mecanismo de la compasión: cómo multiplicar el compromiso en tu organización

El mecanismo de la compasión: cómo multiplicar el compromiso en tu organización El mecanismo de la compasión: cómo multiplicar el compromiso en tu organización

La compasión funciona como la valencia positiva del sufrimiento y la negativa de lo virtuoso. En el mundo del trabajo, cuando se observa que un grupo de empleados sufre, la compasión puede activarse como un proceso social de cura, al mismo tiempo que, a partir de la comprensión y el dominio práctico de todo lo que su mecanismo implica (tanto de su pathos –conectar con los sentimientos reprimidos con el fin de exteriorizarlos– como de su propósito ético, o telos), puede incorporar a la cultura de una organización unos criterios morales y unas pautas de conducta compartidas que sean útiles para la prevención y el tratamiento de situaciones traumáticas y para la corrección de ciertos escenarios aquejados de incertidumbre que, en última instancia, suscitan estados de pasividad, desmotivación e inseguridad psicológica entre los trabajadores.

Las culturas empresariales hegemónicas de nuestros días todavía reproducen clichés ideológicos y sesgos cognitivos que afectan a los procesos de trabajo y la toma de decisiones y que dan lugar a estructuras organizativas impersonales y a veces hasta deshumanizadas, donde el compromiso que logran gestar en la conciencia de los empleados se sustancia en una mera táctica instrumental para que cada cual se esfuerce en conservar el puesto (o tratar de mejorar sus condiciones personales). O, dicho con otras palabras, la razón de ser para aplicar políticas que hagan crecer el porcentaje de trabajadores comprometidos queda distorsionada con la forma de un espejismo lleno de buenas intenciones para comunicar una reputación envidiable al mercado.

La falta de compromiso o vínculo emocional de los empleados con la empresa en la que trabajan acumula un déficit contundente a escala mundial: solamente el 13% de la fuerza laboral en el mundo se siente vinculado o comprometido (informe Gallup de 20161). Esta coyuntura muestra efectos paradójicos y contradictorios:

1. Una gran proporción de profesionales no logra realizar su potencial creativo, técnico y emocional porque los sistemas organizacionales en los que desarrollan su actividad fallan a la hora de promover el florecimiento del talento disponible.

2. La anterior premisa sucede pese a que la inteligencia de la población mundial crezca en términos cuantitativos dos puntos cada década (efecto Flynn2). La alimentación y el cuidado de la salud, unidos a la mejora en la educación y el acceso masivo a conoc...


Alberto González Pascual

Profesor de las universidades Rey Juan Carlos y Villanueva. Director de Cultura, Desarrollo y Talento de RR. HH. de PRISA ·

Profesor de las universidades Rey Juan Carlos y Villanueva. Director de Cultura, Desarrollo y Talento de RR. HH. de PRISA. Doctor cum laude en Ciencias de la Información (UCM) y Pensamiento Político (Universidad Pablo de Olavide). Colabora como articulista, además de con Harvard Deusto Review, con EL PAÍS Retina y EL PAÍS Tecnología, Do Better ESADE, El Huffington Post y Diario de Sevilla. Es profesor asociado de las Universidades Rey Juan Carlos y Villanueva. Director académico del curso de transformación cultural de organizaciones en ESADEAlumni de la JFK School of Government de Harvard University y de Cornell University, donde se ha graduado en psicología del liderazgo y liderazgo adaptativo. Investigador de Cártel especializado en la noción de angustia en la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y Campo Freudiano de Madrid. Colabora como juez de la Liga Española de Debate Universitario (LEDU).

 

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