Equipos de innovación diseñados para el éxito: del ‘brainstorming’ al ‘design sprint’

Equipos de innovación diseñados para el éxito: del ‘brainstorming’ al ‘design sprint’ Equipos de innovación diseñados para el éxito: del ‘brainstorming’ al ‘design sprint’

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Enric Segarra

Business Review (Núm. 359) · Estrategia

La innovación no surge de la improvisación, sino de equipos bien confeccionados, con la diversidad y autonomía necesarias y con un propósito claro. En un entorno empresarial cada vez más competitivo, estructurar bien estos grupos y seguir una metodología adecuada marca la diferencia entre generar un impacto real o quedarse en ejercicios estériles de creatividad.

Todos sabemos a estas alturas que la innovación no es cuestión de suerte. Y aunque la serendipia siempre juega su papel, solo se cruzan con ella quienes están atentos, con la mente abierta y trabajando. También es conocido que la innovación nunca es el resultado de un chispazo de genialidad individual aislada. La invención puede serlo, pero no la innovación, que es un “deporte” de equipo.

Está claro que detrás de cada avance innovador hay siempre equipos que han sido configurados con intención, diversidad y propósito. No basta con poner a los más talentosos a trabajar juntos en una sala en una sesión intensiva de brainstorming. Lo que realmente marca diferencias es la combinación de perfiles, cómo se estructuran para el avance –un modelo que facilite la experimentación y la toma de decisiones ágil pero rigurosa– y qué grado de autonomía se les otorga.

Sin embargo, aunque la teoría es bien sabida, configurar un equipo para la innovación no es tarea sencilla. Es fácil caer en dos errores comunes que pueden resultar fatales:

Formar equipos multifuncionales pero homogéneos donde todos piensan igual, lo cual facilita la comunicación, la alineación y el consenso, y, por ende, la productividad “predecible”, pero limita la capacidad de ver las cosas desde distintos ángulos (clave para descubrir oportunidades donde la mayoría no ve nada), la confrontación productiva, el desafío del statu quo y, por supuesto, la creatividad (las innovaciones surgen en las intersecciones, en el choque entre dispares y no dentro de los silos establecidos y, por tanto, predecibles).

Reunir perfiles el máximo de diversos, pero sin un propósito común ni mecanismos para su integración, lo cual no suele llevar a ninguna parte. El reto pasa por saber gestionar la fricción natural de estos equipos que combinan disciplinas, experiencias y perspectivas contrastadas para que la diversidad sume y no sea un obstáculo.

La cuestión clave es cómo configurar y estructurar equipos de innovación que realmente creen impacto y aumenten las probabilidades de éxito.

 

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Enric Segarra

Profesor de Innovación en Deusto Business School ·