La complejidad del cambio: cómo gestionar las desinversiones

La complejidad del cambio: cómo gestionar las desinversiones La complejidad del cambio: cómo gestionar las desinversiones
Business Review (Núm. 231) · Finanzas

El término "desinversión" se refiere a la modificación de la cartera productiva de una empresa cuando esta tiene una división,  unidad de negocio, línea de producto o subsidiaria para ofrecerla en el mercado como una entidad independiente o semiindependiente. La desinversión es una práctica tan extendida como las fusiones y adquisiciones (F&A). Entre 1990 y 2012, por ejemplo, General Electric, una compañía que participa significativamente en F&A, realizó 491 absorciones y desinvirtió en un total de 457 unidades de negocio. En muchos casos, la actividad de F&A se ha relacionado con las desinversiones. Según estudios recientes en gestión y finanzas corporativas, entre el 35% y el 45% de las actividades de F&A incluyen una transacción con empresas que a menudo absorben la unidad desinvertida por una tercera compañía. También son comunes las desinversiones en los países hispanohablantes; en los últimos 23 años se han producido 4.053 desinversiones en Sudamérica y 3.176 en España. 

El proceso de desinversión es largo y complejo, y exige mucha atención por parte de la empresa desinversora. Algunos estudios, como el de Porter (1987), consideran que las desinversiones son simplemente la reacción frente a errores estratégicos y de gestión previos. Según esta teoría, los gestores, que entienden completamente el valor de la unidad de negocio para la empresa matriz y también para el mercado, desinvierten en aquellas unidades de bajo rendimiento. Otros estudios defienden que los motivos y propósitos de una desinversión son más variados y complejos. Es el caso de Christensen y Overdorf (2000),  que sugieren que las compañías, dado el reto que suponen las continuas innovaciones tecnológicas, desinvierten en ciertas unidades para poder desarrollar productos y negocios que incorporen nuevas tecnologías.  Así, en oposición a la teoría que defiende la  desinversión como solución para reducir pérdidas, esta última teoría se basa en una visión constructiva de las desinversiones.

Esta discrepancia se debe a la dificultad (para estudiosos y gestores) de determinar el "valor real" de las unidades en las que se quiere desinvertir. El primer punto a tener en cuenta es que el activo desinvertido puede no resultar atractivo para el mercado de reventa, puesto que los inversores (de forma natural) presionan a lo...


Caterina Moscheri

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Profesora de Estrategia en IE Business School.