En los últimos años, las empresas automovilísticas chinas han dejado de ser competidores emergentes para convertirse en líderes indiscutibles de la revolución eléctrica. Este artículo explora cómo están transformando, junto con Tesla, la industria automotriz. Además, identifica los principales retos a los que se enfrentan para consolidar su posición en China y establecerse en otras regiones, confirmando su papel global.
Los nuevos gigantes del asfalto: el auge de las automotrices chinas


Business Review (Núm. 357) · Estrategia · Julio 2025
La transición global hacia la sostenibilidad y la electrificación del transporte ha marcado el rumbo de la industria en los últimos veinte años. A finales del siglo pasado, se iniciaron proyectos por parte de los fabricantes de equipos originales (OEM) tradicionales para impulsar la movilidad sostenible a través de los vehículos híbridos no enchufables, como el Toyota Prius, y algunos modelos eléctricos con éxito parcial, como el Nissan Leaf. Sin embargo, no fue hasta 2008 cuando Tesla irrumpió en el mercado con su deportivo Roadster y posteriormente en 2012 con el sedán de gama alta Model S. La revolución de la movilidad eléctrica había comenzado, cuestionando
el liderazgo de los fabricantes tradicionales, entonces centrados en mejorar la tecnología de sus motores de combustión.
Si bien Tesla fue el pionero, de forma silenciosa se estaba gestando en China un desarrollo masivo de la industria de vehículos eléctricos promovida y financiada en buena medida por el Gobierno chino, que la consideraba un eje estratégico de desarrollo.
Un estudio del Center for Strategic and International Studies (CSIS) cifra en más de doscientos treinta millardos de dólares la ayuda del Gobierno chino a la industria de vehículos eléctricos entre 2009 y 2023. La mayoría de estos subsidios fueron en forma de descuentos o exenciones de impuesto a las ventas. En ese período, se registraron en China hasta 487 marcas de vehículos eléctricos, de las cuales a principios de 2025 quedaban 123, tras un proceso natural de consolidación competitiva.
El apoyo gubernamental, unido al creciente mercado interno, impulsó de forma espectacular la industria automotriz, con un crecimiento anual medio de la producción del 8,2% en los últimos quince años, muy por encima del 1,9% en el global de la industria (ver el cuadro 1).
La industria china del automóvil ha sido resistente a las dos grandes crisis recientes del sector: la primera, derivada de la crisis financiera mundial en 2008, y la segunda, provocada por la pandemia de la COVID-19 en 2020. Mientras en 2009 las automotrices norteamericanas, europeas y japonesas luchaban por sobrevivir, en China ...
Juan Moreno
Executive fellow del Departamento de Dirección Estratégica de IESE Business School ·
Adrián Caldart
Profesor de Dirección Estratégica en IESE Business School ·