Más allá de los sesgos. Cómo eliminar las ideas preconcebidas

Más allá de los sesgos. Cómo eliminar las ideas preconcebidas Más allá de los sesgos. Cómo eliminar las ideas preconcebidas
Business Review (Núm. 266) · Habilidades directivas

Generalmente, las ideas preconcebidas, o sesgos, ayudan a tomar decisiones rápidas y eficaces con un esfuerzo mental mínimo. Pese a ello, también pueden dar lugar a decisiones inútiles que causen una reacción en cadena en un mundo hiperconectado como el actual. Acabar con los sesgos es esencial, pero es un objetivo complicado, teniendo en cuenta que nacen del subconsciente y que existen numerosos tipos de sesgos diferentes (de similitud, convivencia, experiencia, distancia, seguridad...). ¿Cómo lograrlo? Aquí se proporcionan algunas estrategias para vencer los efectos negativos de los prejuicios e ideas preconcebidas tanto a nivel personal como colectivo, en la empresa, marcando como punto de partida la importancia de tomar conciencia de ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagina que tienes que contratar a un empleado para una posición en la que sería valioso contar con nuevas perspectivas. Mientras revisas diversos currículums, terminas fijándote en una candidata de edad y experiencia bastante similares a las del resto de tu equipo actual. Recuerdas que es importante crear un equipo cohesionado, y le ofreces a ella el trabajo.

O supón que te sientas en un Consejo de Administración y tienes planeado votar contra una nueva inversión. Es la segunda vez que surge el asunto y ya votaste "No" la vez anterior. Un colega sostiene que las condiciones han cambiado y que no puedes perder esta oportunidad. Tras un examen más detallado, admites que los datos que te ha facilitado son convincentes, pero, sin embargo, votas nuevamente "No". Algo de la nueva información que te ha hecho llegar, simplemente, no te resulta relevante.

Estos son ejemplos de ideas preconcebidas, o sesgos, comunes y cotidianas que reflejan nuestra visión del mundo. Están muy extendidas, resultan universales para la mayor parte de la humanidad –quizá están fijadas al cerebro, de forma innata, como parte de nuestra herencia genética o cultural– y ejercen su influjo sin que seamos conscientes de ello. El hecho es que no podemos ir de compras, participar en una conversación o tomar una decisión sin que estos prejuicios se hagan notar.

Por lo general, nuestras "inclinaciones" son útiles y flexibles: permiten a la gente tomar decisiones rápidas y eficaces con un esfuerzo cognitivo mínimo. Pero también pueden cegarnos ant...