Qué cambiar ante tanto cambio

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Qué cambiar ante tanto cambio Qué cambiar ante tanto cambio

¿De qué modo las organizaciones pueden gestionar la incertidumbre? ¿Qué estrategias pueden emplear para fomentar la innovación, cuidar el bienestar de sus personas y alcanzar sus objetivos?

La llegada del primer tractor al pueblo natal de mi padre, durante su infancia, generó un impacto que siempre recordó. También fue testigo de la introducción de la televisión. En su madurez, vivió la histórica transmisión de la primera huella humana en la Luna. 

Los cambios no son exclusivos de nuestro tiempo, los cambios se han sucedido siempre, si bien estamos experimentando un definitivo aceleramiento en las últimas décadas.

Mi generación disfrutó de una infancia jugando en las calles y fue testigo del nacimiento de Internet y la inteligencia artificial. Pasamos de buscar información durante horas en la biblioteca a tenerla al alcance en cuestión de segundos gracias a Google o ChatGPT; de utilizar máquinas de escribir a compartir enlaces de archivos en un chat virtual.

La revolución generada por la automatización y la IA me provoca una mezcla de fascinación y temor.

Este constante cambio nos envuelve, intimida, pone a prueba y desafía, y también nos da la oportunidad de sacar lo mejor que tenemos.

En medio de la avalancha de información y la necesidad de respuestas rápidas y resultados empresariales estamos nosotros, los humanos, en la era digital, equipados con nuestro cerebro de hace, aproximadamente, trescientos mil años. Convivimos con el trabajo en remoto, las metodologías Agile, el smart working, el coworking, la economía gig, las herramientas tecnológicas de última generación y las nuevas formas de relación.

Tanto líderes como colaboradores vivimos un proceso en el que se difumina la jerarquía, disfrutamos de flexibilidad horaria y nos recompensan por resultados, no por horas de presencia. Un contexto que demanda organizaciones que permitan la delegación y colaboradores con accountability, responsables y autogestionados.

Necesitamos confiar y sentir que confían en nosotros. Y necesitamos buenas dosis de gestión de nuestras emociones.

Ninguna empresa o profesional que quiera adaptarse al cambio puede dejar de desarrollar habilidades como la atención plena y dedicar tiempo al trabajo profundo, algo que solo sucede cuando nuestra mente está conectada y presente en el aquí y ahora.

Crear este tipo de organizaciones pasa por desarrollar nuestra habilidad para gestionar adecuadamente la alegría, el miedo, el enfado… y aprovechar su potencial en nuestro beneficio, además de invertir tiempo de calidad mediante conversaciones productivas y de impacto.

El autoconocimiento, el autoliderazgo y el liderazgo relacional se vuelven fundamentales para vivir en este contexto de cambio constante y de nuevos aprendizajes.

En el proceso de desaprendizaje podemos sentir que perdemos el control de nuestras vidas y organizaciones, lo cual puede llevarnos a evitar asumir riesgos. Sin embargo, aferrarnos al control nos aleja de la experimentación, del aprendizaje a través del error y, en última instancia, de lo nuevo.

Para adaptarnos a esta realidad en constante cambio, entendamos cómo nos impactan estas nuevas formas de trabajo y los desafíos que implican y que nos sacan de nuestra zona de confort.

A nivel organizacional, potenciemos el trabajo en equipo fomentando una cultura de feedback continuo y una comunicación fluida. Y, para ello, recurramos a herramientas comunicativas como la escucha y la empatía.

Con la mirada puesta en la competencia de la flexibilidad, abracemos el cambio, a pesar de la sensación de pérdida de control. Gestionemos los conflictos y las conversaciones difíciles, así como nuestras emociones y las del equipo, para fortalecer relaciones.

Todas las organizaciones pueden gestionar la incertidumbre. Cinco maneras para hacerlo y fomentar la innovación, cuidar el bienestar y alcanzar los objetivos en las organizaciones:

1. Crear equipos resilientes y entornos de seguridad psicológica.

2. Brindar espacios de contacto para fortalecer la conexión.

3. Establecer reglas de juego conjuntas.

4. Alinear al equipo en la forma de trabajar en estos nuevos entornos.

5. Mantener el foco y la visión para alcanzar objetivos.

 

En conclusión, el reto no es el cambio en sí mismo, sino el proceso que llevas a cabo para integrarlo. ¿Preparado para el siguiente?

Josep Puyuelo

Executive Coach. Desarrollo de proyectos y negocio en Escuela Europea de Coaching (EEC) ·