En la literatura del management son innumerables los artículos y contenidos que hacen referencia a empresas como Uber, Airbnb y tantas otras. Siempre nombrándolas como experiencias empresariales que han marcado un antes y un después, y definiéndolas como sólidos modelos de negocio que han replanteado las reglas de juego de sectores estables y consolidados. ¿Hasta qué punto estamos ante una nueva economía?
¿ECONOMÍA COLABORATIVA O DE PLATAFORMA?
DAVID MURILLO Profesor asociado del Departamento de Ciencias Sociales en ESADE Business School
La definición más reciente de economía colaborativa presenta algunas características específicas que no podemos obviar. Estamos hablando de empresas cuyo negocio se centra en potenciar el uso de bienes infrautilizados; donde los consumidores pagan por el acceso temporal a estos bienes; donde el contacto entre ellos se realiza a través de una plataforma; cuyo crecimiento es de tipo experimental, gracias al llamado efecto red de Internet; y (atención) donde estos activos, a menudo, aparecen alquilados en lugar de ser, simplemente, compartidos.
La economía colaborativa, ciertamente, no nació ayer. La primera economía colaborativa, a la que podemos llamar 1.0, es la que conocemos a través de los libros de historia. Es la que nos lleva de las sociedades cazadoras y recolectoras de la prehistoria a la industria textil horizontal de la Inglaterra anterior a la Revolución Industrial; pasando por las cooperativas de trabajadores ideadas por Robert Owen; hasta llegar a los actuales bancos del tiempo y de recursos. Junto a todos estos ejemplos podríamos situar todavía en la lista los más recientes y novedosos ecosistemas personales de datos, como CozyCloud o MyData. Todos ellos son modelos de economía colaborativa que se alejan de los Uber, Airbnb y Amazon Mechanical Turk al uso. Ciertamente, también de iniciativas como 23andMe, la plataforma que recoge la información genética de millones de ciudadanos para contribuir “colaborativamente” a mapear el genoma del planeta. ¿Qué diferencia, pues, unas de otras?
La primera economía colaborativa, a la que podemos llamar 1.0, es la que conocemos a través de los libros de historia
Convengamos primero que el desplazamiento del término “economía colaborativa” y el proceso de apropiación del mismo han sido inusualmente rápidos. Si las primeras iniciativas colaborativas fueron (y todavía son) potenciadas desde abajo, desde la sociedad civil, el crecimiento de esta nueva economía colaborativa 2.0 ha sido alimentado por tres elementos específicos que confluyen en Internet: la creciente capacidad informática para el procesamiento de datos; la capacidad de geolocalización de los teléfonos móviles; y, claro está, el impulso de un capital financiero global siempre atento a las promesas de crecimiento.
La economía colaborativa 2.0 ...