Es hora de diseñar

Es hora de diseñar Es hora de diseñar
Business Review (Núm. 156) · Márketing

Hace casi cuarenta años, Herbert Simon, el premio Nobel de Economía, sostenía lo siguiente: "Todo aquél que diseña concibe líneas de actuación encaminadas a cambiar la situación existente por otra mejor. El diseño, así entendido, es la esencia de la formación para todas las profesiones: a la arquitectura, a la gestión empresarial, a la educación, al derecho y a la medicina les concierne esencialmente el proceso de diseño".

Teniendo en cuenta la generalizada atención que se ha concedido al diseño en las publicaciones empresariales durante los dos últimos años, parece que por fin ha llegado el momento en el que el mundo empresarial se está tomando en serio este mensaje. A pesar de todo, el diseño no es, ni mucho menos, la esencia de ningún programa actual de formación en materia de gestión empresarial, ni tampoco de su práctica. En realidad, ni siquiera está claro que estemos de acuerdo en lo que significa diseño. Llevamos mucho tiempo interesados por esta materia y nuestro propósito en este artículo consiste en demostrar la solidez del concepto de diseño, en examinar las diferentes formas que adopta y en explorar su potencial para una gestión más eficaz.

LA TERMINOLOGÍA EN EL CAMPO DEL DISEÑO

Podemos hablar del diseño como la acción de diseñar y del diseño como el resultado de dicha acción. Si pensamos en el diseño como resultado, enseguida nos damos cuenta de que algunos diseños son mejores que otros. Para apreciar la diferencia entre un diseño excelente y uno mediocre, pensemos en la comparación entre los puentes Golden Gate y San Francisco Bay. Ambos ofrecen un transporte fiable al otro lado del río; sin embargo, ahí terminan todas sus similitudes. Mientras que el puente San Francisco Bay se limita a cumplir esta función, el Golden Gate embelesa, arrebata, simboliza e inspira pinturas, música y mitos. ¿Tiene importancia esta diferencia? Nosotros creemos que sí y que el mundo empresarial tiene mucho que aprender de esta "historia de dos puentes".

La funcionalidad es una condición necesaria, pero insuficiente, para conseguir un diseño excelente. Las personas aprecian los objetos personales porque, además de funcionar, comparten muchas otras características: a sus usuarios les parecen simples y, al mismo tiempo, completos; no contienen nada superfluo, pero tampoco carecen de nada importante; y enganchan en un plano emocional. Además, los diseños excelentes se las arreglan para ser a la vez...