La organización sin miedo

Entrevistas

La organización sin miedo La organización sin miedo

KC

Karen Christensen

Business Review (Núm. 291) · Estrategia
Management & Innovation (Núm. 38) · Estrategia

En toda organización, quedarse callado puede llevar a la pérdida de oportunidades y a cometer errores. En su nuevo libro, la profesora de Harvard Amy Edmondson sostiene que alentar “las voces” se ha convertido en una misión crucial

¿Cómo definiría un lugar de trabajo psicológicamente seguro?

La seguridad psicológica es la creencia de que el entorno es seguro para asumir riesgos interpersonales. En un lugar de trabajo psicológicamente seguro, las personas saben que su voz es bienvenida y esperada. Saben que no serán penalizadas en nada que tenga que ver con su trabajo por decir lo que piensan, aunque conlleve, incluso, malas noticias, una petición de ayuda o admitir un error.

Usted ha descubierto que, incluso en culturas empresariales fuertes, tienden a existir bolsas de alta y baja seguridad psicológica. ¿Por qué sucede eso?

Creo que es porque la seguridad psicológica es, fundamentalmente, un atributo de los grupos de trabajo (cualquier unidad interdependiente que trabaja junta por un tiempo). El clima interpersonal en estos grupos es un fenómeno muy “local”: va generándose a medida que la gente trabaja conjuntamente y está muy influido por el individuo que se encuentra en el centro del grupo, ya se trate de un líder de proyecto, un gerente de sucursal o un director de unidad. Estas personas influyen poderosamente en lo que se considera apropiado y en cómo las personas se comportan e interactúan entre sí.

 

Cuando la gente decide guardar silencio en lugar de hablar, ¿qué suele pasar?

Hay dos tipos de riesgo cuando la gente permanece en silencio y tendría algo que manifestar. Y los dos, por igual, son un problema para las organizaciones. En primer lugar, el silencio crea riesgos de seguridad que podrían haber sido evitados. En entornos de alto riesgo, tales como hospitales y plantas de producción, la gente puede resultar perjudicada –a veces, de forma fatal– cuando alguien que es consciente de un daño potencial permanece en silencio. En segundo lugar, cuando la gente es reacia a compartir sus sugerencias o ideas de mejora, las organizaciones pierden valiosas oportunidades para la innovación.

Más a menudo de lo que la mayoría de los directivos percibe, la gente no dice lo que piensa cuando podría o debería hacerlo. Por supuesto, cuando la gente está absolutamente segura de que lo que está a punto de decir va a ser bien recibido, habla. Es cuando una persona no está segura cuando se queda en silencio. En mi investigación he visto numerosos casos en entornos hospitalarios en los que los enfermeros y enfermeras se han abstenido de señalar un posible error o pr...


Karen Christensen

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Editora de Rotman Management