La logística de las cadenas de suministro, que supone en torno a un 10% del PIB de los países avanzados, cumple un papel crucial en la economía. De hecho, su organización tiene una gran incidencia en la competitividad en cualquier ámbito productivo. Los grandes retos que afronta en la actualidad el sector de gran consumo están relacionados con la sostenibilidad, la digitalización y el desarrollo de la intermodalidad.
Los retos logísticos en el sector de gran consumo


GI
Gabriel Izard
Business Review (Núm. 356) · Estrategia · Junio 2025
La eficiencia en la gestión de los procesos que cubren desde el aprovisionamiento de las materias primas hasta la entrega al consumidor final condiciona el éxito de las empresas. Y, más allá del volumen de aranceles aplicados en el comercio internacional, las infraestructuras son imprescindibles para que las compañías y agentes que intervienen en la cadena puedan llevar a cabo su misión.
Sin ellas, la cadena de suministro no se puede mover. En este sentido, la colaboración público-privada es vital para que se pongan en marcha y articulen los elementos de cada uno de sus eslabones, por tierra, mar y aire. Sin puentes, trenes, autopistas, puertos, aeropuertos, almacenes para contenedores o para productos, servicios logísticos…, la cadena de suministro no funcionaría.
Sin embargo, las infraestructuras no bastan. Para competir con éxito se requiere la tecnología y las capacidades necesarias para sacarles todo el partido. Y en un entorno en permanente cambio, eso requiere más que nunca una gestión con un enfoque colaborativo, en el que hay que tener en cuenta una serie de cuestiones:
1. A pesar de sus diferentes objetivos y tareas, todas las partes involucradas deben trabajar para un objetivo común: ser eficientes en las recepciones, entregas y procesos de productos y servicios de clientes y proveedores.
2. La competencia no persigue la destrucción del rival. Al contrario, deber ser un incentivo para hacerlo mejor. La obtención de sinergias beneficia a todos en la búsqueda del objetivo común.
3. La prosperidad compartida requiere esfuerzos y sacrificios tanto en las actividades propias como en aquellas que afectan a toda la cadena; por ejemplo, en la creación y mantenimiento de infraestructuras.
4. Los nuevos retos sobre la sostenibilidad y la digitalización afectan a todos, por lo que deben atenderse de forma colaborativa, es decir, teniendo en cuenta cómo pueden incidir nuestras decisiones en el resto de los integrantes de la cadena de suministro. Se trata de crear sinergias para que las actividades relacionadas con estas dos áreas redunden en eficiencia y respeto al entorno. Tenemos que ver la sostenibilidad como la capacidad de operar para minimizar el impacto ambiental y promover la responsabilidad social, ...
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Gabriel Izard
Profesor de la Universitat Autónoma de Barcelona y de UPF Barcelona School of Management ·