Por qué certificar tus valores corporativos ya no es opcional
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Antonio Leal Rodríguez
Business Review (Núm. 361) · Estrategia · Diciembre 2025
En las paredes de muchas organizaciones cuelgan palabras inspiradoras: innovación, transparencia, colaboración, sostenibilidad... Pero, si preguntáramos a sus empleados qué valores perciben realmente en su día a día, ¿obtendríamos las mismas respuestas? Esta brecha entre el discurso y la realidad no es un problema de comunicación. Se trata de una fractura cultural que erosiona la confianza, frena el talento y mina la competitividad.
La buena noticia es que hoy podemos medir esta coherencia con la misma rigurosidad con la que medimos la rentabilidad o la eficiencia operativa. Y más importante aún: podemos certificarla.
Desde mi doble rol como académico e impulsor de Minzer®, he dedicado años a estudiar por qué algunas organizaciones florecen mientras otras, con recursos y estrategias similares, languidecen. La respuesta casi siempre apunta al mismo lugar: la cultura. Pero no esa cultura aspiracional que aparece en la página web corporativa, sino la cultura vivida, aquella que se respira en los pasillos cada lunes por la mañana.
Las empresas que prosperan son aquellas donde existe una alineación auténtica entre lo declarado y lo experimentado; donde el liderazgo no predica una cosa y practica otra; donde los valores no son un mero eslogan de marketing para quedar bien de cara a la galería, sino el sistema operativo invisible que guía decisiones, conversaciones difíciles, reconocimientos e interacciones.
Pero ¿cómo medir esta coherencia de manera rigurosa? Aquí es donde entra en juego la certificación Values-Based Company®. Tras años de investigación sobre cultura organizacional y desempeño, en la Universidad de Sevilla desarrollamos el Cultural Fit Assessment Method® (CFAM®), un modelo psicométrico que evalúa la predominancia y la alineación entre los valores corporativos y los valores de las personas.
Esta metodología, desarrollada y validada académicamente, analiza treinta y seis valores universales agrupados en torno a seis arquetipos culturales (innovation, people, goals, ESG, digital y norms). A partir del CFAM®, nace la certificación Values-Based Company®, un sello que distingue a las empresas que viven sus valores con coherencia y autenticidad. No se trata de un reconocimiento simbólico, sino de un proceso de diagnóstico cultural basado en datos objetivos y evidencias científicas.
Qué evalúa y cómo funciona la certificación
El proceso de certificación se realiza a través de una evaluación o assessment online que los colaboradores completan en menos de diez minutos.
El sistema mide tres indicadores clave:
• Coherencia de valores corporativos: hasta qué punto los valores declarados coinciden con los que realmente se viven.
• Cohesión interna de valores: el grado de alineación entre los valores de la empresa y los valores personales de los colaboradores.
• Validación de valores deseados: qué valores querrían ver más presentes las personas en la organización.
Las empresas que superan un umbral del 70 % en al menos uno de estos indicadores obtienen la certificación Values-Based Company®, válida por doce meses y acompañada de un perfil verificado en la plataforma Minzer®, que conecta talento y empresas con valores compatibles.
¿Por qué es tan importante esto? Pensemos en el coste real de una cultura incoherente: rotación silenciosa, desconfianza, baja innovación y estrategias que naufragan por falta de sustrato cultural. Por el contrario, cuando se cuenta con una cultura coherente –donde los valores no son un cartel en la pared, sino una experiencia cotidiana–, algo cambia: el compromiso se dispara, la rotación cae, la marca empleadora se fortalece y la organización, en su conjunto, prospera.
Obtener la certificación Values-Based Company® no es un trofeo de sobremesa, es un acto de transparencia y valentía y, ante todo, una herramienta de legitimación frente a empleados, inversores, clientes y sociedad. Es decir: “Estamos dispuestos a que nos evalúen, a conocer la verdad, a cerrar la brecha entre lo que aspiramos a ser y lo que realmente somos”.
En un entorno donde la autenticidad es cada vez más escasa –y está más valorada–, contar con una certificación científica que avale tu coherencia cultural se convierte en una ventaja competitiva difícil de replicar.
Al final, las compañías que perduran no son las que mejor saben venderse, sino las que mejor saben ser. Y eso, ahora, se puede certificar.
Antonio Leal Rodríguez
Fundador y CIO de Minzer, además de catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Sevilla ·
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