Caso práctico. Hilti, Møller-Maersk y Nestlé: reinterpretando el papel del Consejo de Administración

¡Cuántas veces hemos oído la frase “Ese es un nuevo reto que debe abordar el Consejo de Administración”! Hasta 1990, el Consejo de Administración tenía una función, en gran medida, ceremonial. En las entidades que cotizaban en bolsa y que estaban legalmente obligadas a tener un Consejo, la pertenencia a este se consideraba una forma de reconocimiento. A muchas empresas privadas ni siquiera les molestaba toda la carga burocrática que conlleva tener un Consejo de Administración. En 2022, en cambio, hay una lista cada vez más extensa de temas, desde el cambio climático hasta las políticas de diversidad, de los que los Consejos de Administración deben ocuparse diligentemente, y muchos tipos diferentes de organizaciones, desde los gigantes mundiales hasta las startups, aspiran a tener un Consejo de Administración de alto rendimiento. Antaño, el Consejo era algo secundario, una reliquia de las leyes históricas que regían la creación de empresas; actualmente, se pretende que cumpla una gran gama de funciones distintas: órgano supremo de dirección, garante intachable del cumplimiento de todas las leyes y normativas, atento supervisor del riesgo y promotor comprometido con la responsabilidad social.

Dada esta creciente carga de trabajo, que parece imposible de realizar para un órgano cuyos miembros tienen solo una dedicación parcial, muchos Consejos acaban concentrándose en seguir un guion de gobernanza sin pararse a cuestionarlo. A medida que aumenta el número de las tareas que se deben realizar, los Consejos se vuelven más reactivos, más formales y más centrados en el compliance, con secretarios corporativos y asesores jurídicos que van diciendo al presidente lo que tiene que hacer. Irónicamente, al limitar sus funciones a una estricta posición de autoridad formal, los Consejos corren el riesgo de minar la esencia de la gobernanza: aportar un liderazgo a largo plazo que garantice la viabilidad de la empresa.

A continuación presentamos los casos de tres empresas líderes globales, cuyos Consejos de Administración han optado por hacer de la gobernanza corporativa un factor de ventaja competitiva:

• Hilti, una empresa privada líder en el campo de los materiales de construcción, que integra su Consejo en la compañía para impulsar el cambio, a la vez que preserva la continuidad cultural.

• Møller-Maersk, una empresa que cotiza en bolsa, pero que está controlada por una familia. Líder en el sector de ...