La necesidad de superarse para sobrevivir

En España, cuando hablamos de empresas, hablamos de pymes. No es ninguna exageración: más del 99% de las compañías en nuestro país son pequeñas o medianas, según datos oficiales. Somos un país de autónomos, negocios familiares y emprendedores que, cada mañana, levantan la persiana con la esperanza de sacar adelante su proyecto.

En un contexto como el actual, eso tiene un mérito enorme. Porque, no nos engañemos, el camino no es nada fácil. Las pymes españolas nos enfrentamos a obstáculos constantes: la burocracia, la financiación, la competencia…, y ahora, por si fuera poco, la digitalización y la inteligencia artificial. Que sí, que yo especialmente sé que es fundamental, me dedico a la formación en tecnología. De hecho, mi empresa está digitalizada, pero en el caso de muchas, con el día a día, con la gestión del negocio, con los problemas que surgen, parece que no hay tiempo ni recursos para dar ese salto.

No lo digo por intuición. Las cifras hablan claro: según España Digital, el 61% de las pymes españolas tienen un nivel bajo de digitalización. ¡Más de la mitad! En pleno siglo XXI, con la inteligencia artificial llamando a la puerta, todavía hay un gran porcentaje de empresas que no han dado el paso definitivo hacia la transformación digital.

A pesar de todo, y aunque cueste creer que la digitalización no es un tema prioritario, las pymes seguimos siendo el motor de la economía española. Generamos empleo, innovación, riqueza… Somos la base de nuestro tejido empresarial. Somos resilientes. Nos adaptamos, luchamos y buscamos soluciones creativas para seguir adelante.

Aquí es donde reside nuestro verdadero poder. En esa capacidad de superación, en ese enfoque al cliente, en esa flexibilidad para adaptarnos a los cambios del mercado. Porque sí, quizá no tengamos los presupuestos de las grandes multinacionales, pero tenemos algo mucho más valioso: pasión, compromiso y una conexión real con nuestro entorno.

Como emprendedor, lo vivo en primera persona. Sé lo que cuesta, pero también sé la satisfacción que da ver crecer tu proyecto, escalarlo, generar empleo en tu comunidad, aportar valor a la sociedad. Y estoy convencido de que las pymes españolas, con su espíritu emprendedor, tendrán un papel fundamental en el futuro de nuestro país. Solo necesitamos un pequeño empujón. Necesitamos ayuda para superar esas dificultades y liberar todo nuestro potencial.

Porque el poder de las pymes, señores y señoras, es mucho más grande de lo que a veces pensamos. El poder de las pymes es sobrevivir ante las adversidades. No pedimos favores, pedimos condiciones justas para operar nuestros negocios. No queremos parches, queremos una estrategia real que nos impulse. Ha llegado el momento de dejar de mirar hacia otro lado. Ha llegado el momento de apostar, de verdad, por quienes levantamos España cada día.