Caso Pikokaizen: inteligencia artificial para la asignación de recursos en procesos de fabricación manual

La situación global, la COVID-19 y la búsqueda de soluciones para lograr ser más competitivos han llevado a muchas empresas a orientar la mirada hacia las nuevas reglas del mercado, tanto en los sectores más avanzados tecnológicamente como en aquellos más tradicionales. Esta situación ha sido un gran acelerador para muchos proyectos cuyo desarrollo se esperaba a más largo plazo.

Uno de los grupos empresariales que ha llevado a cabo una profunda reflexión sobre su futuro es el Grupo Pikolinos, la firma multinacional española de calzado, que engloba diferentes empresas cuya actividad abarca desde el tratamiento de la piel hasta la producción de calzado y la comercialización a través de distribuidores, e-commerce, tiendas propias y franquiciadas.

Esta empresa familiar, presidida y dirigida por la segunda generación, tiene la sede en Elche (Alicante) y está comprometida con el territorio y la sostenibilidad, dando trabajo a más de quinientas personas. Su plan estratégico, como el de otras muchas organizaciones, ha pivotado tradicionalmente en torno a la mejora de la productividad y de los procesos y a la reducción de los gastos. En su última versión, dentro de las acciones para su despliegue operativo, incluía un objetivo muy concreto: reducir el lead time de los procesos de fabricación para ganar en agilidad, flexibilidad y proximidad, para atender mejor los distintos mercados y aportar más valor al cliente.

 

Encarar el futuro desde la mirada de 'lean manufacturing' Reducir los tiempos de producción es un imperativo para cualquier tipo de empresa, ya que, teóricamente, con ello se puede ganar tiempo de respuesta al cliente y capacidad productiva. Sin embargo, a la hora de plantear acciones orientadas a este objetivo, el enfoque puede diferir enormemente entre compañías.

En el caso de Pikolinos, las características del entorno claramente reclaman un enfoque caracterizado por la agilidad. Y es que, en el sector del calzado, se trabaja por temporadas, normalmente la de verano y la de invierno. Los productos se tienen que diseñar, fabricar, vender y llevar a los puntos de venta antes de que comience cada temporada, para que los zapatos estén a disposición de los clientes finales en el momento oportuno. Evidentemente, una colección de temporada entraña un cierto riesgo, ya que puede ocurrir que algunos modelos tengan más éxito del esperado y, en cambio, otros menos. Los clientes de distribuc...